sábado, 23 de mayo de 2009

Un ensayo un tanto peculiar (II)




A medida que se avanza en la lectura, quitando el hecho de que se trate de un ensayo humorístico, algún lector puede verse identificado con aspectos de la vida de estos seres extravagantes. Un ejemplo lo encontramos cuando el autor nos introduce el concepto “salir del blíster” (una comparación con la expresión “salir del armario” pero aplicada al friki): “Hay mucha gente que aun no se atreve a dar el paso […], gente que prefiere leer por tercera vez El Código Da Vinci en vez de ponerse a leer el último tomo de Naruto o Capitán Tsubasa (Oliver y Benji)”. Nos habla de cómo mucha gente puede verse identificada con algún aspecto de la vida del friki y descubrir que, en el fondo, el también lo es.
Buebo no logra grandes hazañas en lo que a convicción se refiere, tampoco parece que lo pretenda, pero nos muestra de forma subjetiva y clara lo que para él es el frikismo. Puesto que el ser friki no está considerado como una nueva clase social y tampoco se puede clasificar del todo, podemos afirmar que este ensayo no debe ser tomado muy en serio dada la ingente cantidad de incorrecciones (tópicos y afirmaciones falaces) que abundan en sus páginas.
No nos encontramos ante una obra maestra, el autor bien debe saberlo. Orgulloso de ser Friki es un ensayo de lectura muy rápida y con un objetivo muy difuso, porque no termina de quedarnos claro si el autor pretende contar algo o, simplemente, arrancar alguna que otra sonrisa. En algunos momentos peca de superficialidad y del abuso de tópicos que en algún momento resultan ofensivos e incluso despectivos. Pero estos errores son enmendados, en parte, gracias a un tono amigable y empático y una sinceridad infantil abrumadora. Podemos concluir que, pese a no ser una obra maestra, este libro puede convertirse en un buen regalo para un amigo friki o en lectura ocasional si no se tiene mucho que hacer. Recomendable, no más.

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