Muchas veces pecamos de perezosos (creativamente hablando) al recurrir al diccionario para empezar un trabajo. Utilizamos aquella definición para luego hacer una reflexión o comentario sobre ella. El uso de esa definición nos ayudará a suplir esa falta de imaginación a la que tantas y tantas veces nos enfrentamos al empezar cualquier tarea.
Como persona poco creativa que me considero, he de reconocerlo: también había pensado iniciar esta entrada del mismo modo. Pero he intentado no sucumbir a la tentación, escribiendo lo que se me pasaba por la cabeza, y ¡con la broma ya llevo unas cuantas líneas!
Centrémonos. Hace más de dos semanas que trato de escribir una actualización que me convenza lo suficiente para hablar de este tema. Me explico. En las últimas clases de Periodismo cultural tratamos (¡por fin!) el tema que creo que todos estábamos esperando: hablar sobre qué es cultura. Resulta curioso pensar que estamos estudiando una asignatura, hará ya cerca de un mes y medio (¿dos?), y no tenemos definido aún nuestro objeto de estudio. Y es que ¡yo estaba deseando tener esa clase! ¿Por qué? Porque quería saber que es exactamente aquello en lo que se supone que mes estoy especializando.
Si bien es cierto que al principio me llevé una decepción, porque en vez de una definición concreta de lo que es cultura, me llevé unas cuantas (demasiadas) para reflexionar en casa. Si, reflexionar. Algo que deberíamos hacer más a menudo, pero que muchas veces dejamos de lado porque decimos no tener tiempo para llevarlo a cabo. Yo me he tomado dos semanas de reflexión para poder realizar esta actualización y, sin embargo, no he conseguido dar con una definición de cultura que me convenza (y que sea completa).
Cuando era más pequeña siempre asociaba el concepto de cultura a aquella persona que lo sabe todo. Como cualquier otro niño de mi edad, me imaginaba que aquellos que lo saben todo eran personas con muchas canas, con la cara arrugada, gafas pequeñísimas y barbas quilométricas, que alguna vez les ocasionaban algún que otro traspié. Alguien como el Mago Merlín del Rey Arturo o el profesor Dumbledore, de Harry Potter. No me juzguen por ello, sólo era una niña. Sin embargo, ahora es distinto. Se que no hay nadie en el mundo que lo sepa todo. Existen demasiadas cosas como para saberlas, aprenderlas y almacenarlas todas en nuestra cabeza. (Por ejemplo, yo aún me sigo frustrando cuando no consigo retener el nombre de los ministros, ¡ y ahora encima van y me los cambian!
Pero amigos, la vida es demasiado corta. Sólo se nos permite conocer una ínfima parte del mundo, y aunque pretendas ser como el Mago Merlín o el profesor de Harry Potter, nunca tendremos sus años, ni tendremos su varita mágica para poder congelar el tiempo o realizarnos algún hechizo para absorber todos los conocimientos, ni tampoco seremos un personaje de ficción. Tener cultura no es saberlo todo. El concepto es demasiado amplio como para poder acotarlo a una sola significación. Así, puede que al final tuviera razón mi profesor y no estaba tan equivocado al no exponer una sola definición de lo que es cultura. Yo tampoco podría exponer mi propia definición. Sería demasiado atrevido por mi parte y seguramente pecaría cayendo en afirmaciones elitistas o en contradicciones y creo que no sería justo.
La cultura la creamos tu y yo, él y ella, nosotr@s y vosotr@s…y ell@s. No está en manos de nadie. La cultura cambia, se transforma. Cultura es una palabra viva y en constante movimiento y, gracias a los nuevos medios se hace cada día más asequible y más global, como la wikipedia.
